Ya viven juntos

Cristóbal cumplió 3 meses y se mudó al cuarto de su hermano
Es difícil describir la sensación de paz que nos invade a la noche después de leerte el cuento y de dejarlos a los dos dormidos, en penumbras y con la musiquita del móvil andando por un rato. Antes, en el fondo, siempre me daba un poco de penita cuando te dejábamos solo en tu habitación. Ahora camino esos metros que la separan de la mía con tranquilidad, con alegría. Será que recuerdo mi propia infancia: siempre compartí el cuarto con mi hermana, y quieras o no, a la hora de las pesadillas, de los miedos y los fantasmas, el asunto cambia.
Sí, es paz, pero también es otra cosa, una suerte de "completud", de fullness como dirían los ingleses (the state of being complete and entire; having everything that is needed), una maravillosa sensación que ojalá todas las personas pudieran experimentar y compartir. Es un respiro, un oasis en el desierto de la insatisfacción permanente que caracteriza a los humanos; suele decirse que nunca nos alcanza, que siempre queremos algo más.
Bueno, señores, a mí ahora con esto me alcanza.
Con irme a dormir todas las noches junto al hombre que amo sabiendo que a unos pocos pasos de mi cama, mis hijos duermen sanos y felices.