A MAMÁ LE FALTA ALGO

Cristóbal y yo vamos juntos al baño de un restaurant. Él observa y pregunta:
- ¿Mamá hace pis sentada?
- Sí, mamá es nena, por eso hace pis sentada.
- ¿Mamá no tiene pitilín?
- No, no tiene.
Él observa y pregunta:
- ¿Mamá está rota?
(3 AÑOS Y 3 MESES)
Muchas veces los razonamientos de los chicos nos dejan perplejos. Me pasó con Simón el domingo a la noche:
- Mamá, ¿vos sabés cuántas palabras hay en el mundo?
- No, mi amor, miles... millones.
- No, para mí hay infinitas.
- ¿Por qué?
- Porque si los números son infinitos y hay una palabra para cada número, entonces son infinitas.
(9 AÑOS Y 1 MES)

FURIOSO Y REDUNDANTE

Simón estaba enojadísimo porque lo mandé a bañarse cuando estaba mirando alguno de sus tantos programas favoritos en la tele, así que me amenazó: "Un día de estos vas a encontrar mi cadáver muerto sobre la mesa."
(9 AÑOS Y UN MES)

Hermanos

Nacieron a más de mil kilómetros de distancia el uno del otro y con seis años de diferencia. No comparten ni una gota de sangre en común, ni un mísero nucléotido de ADN. Sin embargo, cuando los vemos juntos, cuando asistimos a esa mágica comunión que se produce entre los dos no podemos dejar de asombrarnos y conmovernos.

Un mediodía se me ocurrió pasar a buscar a Cristóbal por el jardín para invitarlo a comer pizza, que a él le encanta; apenas le conté la idea, me miró con ojos interrogantes y lo primero que me dijo fue:
- ¿Y Simón?
No concebía la idea de dejar a su hermano fuera del plan. Por supuesto, con lágrimas en los ojos, le dije que claro, que Simón también venía con nosotros. Así que pedí autorización para retirarlo del colegio y nos fuimos los tres a comer pizza a un restaurant que queda en esa misma cuadra. Estaban felices.
Hace poco a Marcos le pasó a la inversa. Se le ocurrió proponerle a Simón la idea de irse juntos los dos solos de viaje, un fin de semana, en plan de "hombres". Simón se quedó serio unos segundos y le preguntó:
- ¿Y Cristóbal?

A veces los observamos en silencio y a cierta distancia, cuando juegan, cuando se duermen abrazados, cuando se revuelcan por el piso, o se ríen de lo mismo, o planean una travesura juntos, o se pelean, se abrazan, se protegen o se defienden el uno al otro. Y tenemos la extraña pero hermosa sensación de que el de ellos es un vínculo planeado por algo si no superior al menos anterior. Es difícil explicarlo, pero sé que a muchos les pasa lo mismo y lo pueden entender. Nos invade la certeza de que nosotros, como padres, simplemente fuimos el canal, el medio, que hizo posible que los dos se encontraran, y por fin pudieran estar juntos.
Entonces, si fuera así, bueno pues... misión cumplida.