Alguna vez, cuando aún no tenía hijos, alguien intentó definirme la intransferible sensación de ser padre, y me dijo: “Es la capacidad de amar a otro más que a vos mismo”. En ese momento, me sonó a un muy buen slogan y seguramente a todos los que están leyendo esto y todavía no han sido padres, les va a pasar lo mismo.
Con el tiempo llegó Simón y entendí en el cuerpo, en cada una de mis células vivas lo que esa persona me había dicho. Se abrió en algún lugar de mi ser un nuevo canal. A partir de entonces, fui y soy capaz de amar hasta el dolor, capaz de hacer la locura más grande por amor: dar mi vida por ese hijo si me la pidieran, por ejemplo.
Es como estar enamorado… No, es más que eso. Es como estar en un permanente estado de gracia.
Hoy esa sensación se multiplica por dos: llegó el bello Cristóbal. Y lo hizo de la mano de su madre Lily Ann y de su hermano mayor Simón. A ellos les debo esta nueva y poderosa razón para entender que la vida puede ser maravillosa, para comprender que este pasaje por este loco e irresponsable planeta vale la pena.
¿Qué nuevo mundo vendrás a descubrir, Cristóbal? Espero, hijito mío, que uno que te dé las mismas posibilidades que me dio a mí de ser feliz… teniéndote, teniéndolos.
Gracias a los tres. Los amo profundamente.

Papá
(20/07/08)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lilly me llegan profundamente las palabras de tu esposo. Ojalá pueda algún día sentir en carne propia esa emoción.
Gracias por tus palabras de aliento.
Tienen unos hijos preciosos.

Un beso

alejandra dijo...

hola lilyan q lindo lo que escribio tu marido, me emocione!
y ahora quiero ver fotos de cristobal (cris??) sin pelo pegado!

un beso enorme y me alegro muchisimo por uds
alejandra mama de christ
www.adoptandoenhaiti.blogspot.com