Alumno precoz

El 14 de abril de 2004 (tenías 20 meses) empezaste tu vida escolar en el Jardín de Infantes del colegio que quedaba a una cuadra de casa. Tu sala era la sala “Solcito”. Y como era de esperarse, ¡¡¡te encantó!!! Mamá había escuchado muchas historias sobre el “difícil período de adaptación”: nenes que no quieren saber nada, lloran y patalean, se agarran de las piernas de la mamá y no se quieren quedar en el jardín por nada del mundo. Y estaba preparada para los cuadros más trágicos y melodramáticos. Pero no estaba preparada para lo que en realidad sucedió: nunca lloraste, ni siquiera una vez. Todo se hizo paulatina y lentamente. Al principio mamá o papá, o los dos, nos quedábamos con vos todo el tiempo, después un rato al principio y ese rato se fue haciendo cada vez más cortito. Y mamá fue la primera de todas las madres que pudo irse del aula y quedarse afuera leyendo un libro o tomando un café mientras vos desplegabas tus ansias de crecer, de aprender, de hacer amigos. Tenías dos amiguitos: Alejo y Luana, y tu maestra se llamaba Luciana. En apenas un par de meses, ya sabías sus nombres, muchas canciones, hiciste tus primeras obras de arte y disfrutabas como loco los lunes, miércoles y viernes, cuando te tocaba ir al “ja-lín”.


Simón, Luana y Alejo en la sala "Solcito"

No hay comentarios.: