Desde que eras un bebé muy pero muy chiquito, siempre te fascinó la música. Te encantaba escuchar tus discos, amabas los móviles, los juguetes musicales, todo lo que tuviera sonido o ritmo te atraía. A medida que iban pasando los meses aprendiste a seguir el ritmo moviendo tu cabeza, tu cuerpo, o aplaudiendo, y cualquier melodía en la tele o la radio eran para vos una invitación a bailar. Cuando empezaste a manejar los objetos con tus manitos, armabas instrumentos de percusión con cucharas y ollas, el frasco de Chúker se convirtió en maraca, todo podía transformarse en un tambor, en una pandereta, etc. Decíamos “este chico va a ser músico o bailarín”. Una vez volvíamos tarde de la casa de tu tíos Paps y Martín, serían las 2 a.m., y te traíamos profundamente dormido en mis brazos a bordo de un taxi. El tachero encendió la radio y vos, aún con los ojos cerrados, comenzaste a moverte al compás de la música. “Es más fuerte que él”, pensamos, “lo lleva en la sangre”. Por eso, mamá y papá se la pasaban inventándote canciones. Por ejemplo, ésta que dice:
Sí, sí, yo me llamo Simón,
a mí me gusta el helado de limón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y ahora quiero un sándwich de jamón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y todas las tardes tomo sol en el balcón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y cuando me retan me voy al rincón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y a mí me bañan con agua y jabón.
O esta otra:
Yo tengo un hijito,
se llama Simón,
lo beso, lo abrazo,
lo quiero un montón.
Hasta tus primos, Lucas y Tomás, se ligaron una:
Yo tengo dos primos
que son gemelos,
son buenos, son dulces,
son dos caramelos.
Yo tengo dos primos
que son gemelos,
mamá los quiere tanto
que a mí me da celos.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
a mí me gusta el helado de limón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y ahora quiero un sándwich de jamón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y todas las tardes tomo sol en el balcón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y cuando me retan me voy al rincón.
Sí, sí, yo me llamo Simón,
y a mí me bañan con agua y jabón.
O esta otra:
Yo tengo un hijito,
se llama Simón,
lo beso, lo abrazo,
lo quiero un montón.
Hasta tus primos, Lucas y Tomás, se ligaron una:
Yo tengo dos primos
que son gemelos,
son buenos, son dulces,
son dos caramelos.
Yo tengo dos primos
que son gemelos,
mamá los quiere tanto
que a mí me da celos.
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